martes, 30 de septiembre de 2008

La leyenda del mes

Pues como se que el desmentir las consejas de la abuela todo el tiempo aburrirá a nuestro querido publico (que te pasaaa!! si son verdades verdaderas interesantisimas!! años de experiencia me respaldan) no te estreses abuela tushca seguiré empleando tus conocimientos pero en diversos campos (ya me había espantado, es que con la pensión del peje ya no alcanza). Bueno, en esta ocasión, quisiera abuela tushca que nos narres una de tus abueaventuras...

"Corría el año de 19... algo jeje, que dijeron esta ya va a decir su edad... pues CUERNOS!! cuando yo era una pequeña tushquita. Vivíamos en un pueblo muy muy pequeño alejado de toda civilización en el estado de Hidalgo. Mi padre, un hombre muy tranquilo tenia costumbres muy raras que asustaban a mi madre y causaban curiosidad en mi.

Una de ellas era que nunca comía con nosotros y toda su comida la pedía sin sal y la carne sin cocer... ya se que me van a decir que la comida sin sal es saludable y la carne tartara no tiene nada de especial, pero en mis tiempos los niños gorditos eran niños sanos! y comer sin sal y carne cruda era raro. Pero bueno en cuanto recogía su plato siempre iba al ático y se encerraba horas hasta que bajaba con el plato vació. Un día en que no podía dormir comencé a escuchar la flauta de mi padre, debía ser ya media noche, camine a la habitación de mis padres pero el ruido no provenía de ahí. Al bajar las escalera descubrí que venia del patio y cuando salí no creí lo que veía... cerca de 7 u 8 duendecillos bailaban en torno a mi padre... y NO no estaba pacheca! esas cohinadas que se meten no existían antes!! trate de moverme pero quede paralizada por la impresión y fue cuando mi padre me vio, se acerco a mi y me sentó junto a él diciendome que mientras estuviera cerca no me harían daño. Esa noche me dormí en brazos de mi padre y al despertar estaba de nuevo en mi habitación y la flauta estaba en mi buro.

Paso el tiempo y mi padre ya muy demacrado nos decía que el iba a ser recordado y que su nombre pasaría a la historia siendo nombrado en muchisimas ocasiones, pues había hecho un trato. Mi madre nos decía que papá se había deschavetado y que no hiciéramos caso de lo que nos dijera.

Hasta que un día mientras ya todos estábamos en nuestros cuartos comenzo a oler muy fuerte a azufre y mis hermanas y yo salimos del cuarto pues el olor era insoportable. Fui la ultima en salir, casi a empujones pues mis hermanas no se movían. Fue cuando casi me voy de nachas al ver dos patotas de chivo tamaño monstruo que iban bajando del ático, mi padre salio de su habitación al escuchar los gritos y mi madre nos metió a su cuarto corriendo. Se escucharon gritos de mi padre que ya no logro recordar con claridad pero que han quedado como ecos del pasado.

A los pocos días de este suceso mi padre enfermo y murió. Lo interesante paso después pues el alcalde del pueblo decidió ponerle el nombre de mi padre a una calle de nuestro poblado y mas aun un pequeño busto en su honor, mi familia no lo creía pues mi padre nunca tuvo amigos, ni siquiera entablaba conversaciones con los demás pueblerinos y fue cuando se desato el rumor de que mi padre había pactado con el diablo... esa duda seguirá rondando la mente de toda mi familia pues hasta el día de hoy todo mundo sabe el nombre de mi padre y conoce su rostro".

Pues espero el relato de la abuela tushca les agrade y comentare que en efecto el nombre del bisabuelo si esta en esa calle, del busto nadie sabe nadie supo jaja. Cuenta la leyenda urbana que fue removido para su restauración y no regreso a su lugar pero no hay una versión oficial.

1 comentario:

Uffor dijo...

Ahh Dio de mi vida!!!!!

Eso si que esta ñaca ñaca...

Ahh, esa imagen de las patas de chivo se incrusto en mi mente :(

[Por cierto, esa abuela Tushca se lee simpatica, juju, no querra conocer mi Tubo??...jiji]


Un saludo, nos leemos pronto